El acné no es exclusivo de la pubertad, aunque es la etapa en que suele darse con más intensidad, y existen numerosos adultos que también lo padecen en diferentes grados. Pese a que la alimentación puede contribuir a mejorarlo, es cierto que este se debe a múltiples factores difíciles de aislar, que pueden ser tanto genéticos, como ambientales u hormonales, a causa de las hormonas sexuales, principalmente al inicio de la pubertad.
Durante esta época se produce “un cambio en la composición del sebo de la glándula pilosebácea que favorece su obstrucción e inflamación, lo que da lugar a diferentes lesiones: comedones (puntos negros), pápulas y pústulas (granitos) o nódulos-abscesos (lesiones profundas), todas ellas manifestaciones clínicas diferentes del mismo proceso.
Algunos alimentos pueden mejorar el acné, mientras que otros, pese a que a veces los estudios científicos han sido contradictorios en algunos aspectos de la relación entre alimentación y acné, podrían agravarlo, de manera que convendría evitarlos o reducir su consumo. Entre los que lo mejoran encontramos “frutas, verduras, pescado y, en general, una dieta mediterránea rica en legumbres”.
En caso de tener granitos es fundamental potenciar el consumo de pescado azul, “ya que contiene omega 3, cuya capacidad antiinflamatoria es buena para mejorar el acné, que al fin no es más que un proceso inflamatorio”. Un reciente estudio piloto ha relacionado, además, el consumo de licopeno, un pigmento vegetal que otorga a las frutas y verduras un color rojo o anaranjado –presente en tomates, papayas, sandías o pomelo– con una reducción del acné.
Los alimentos que, por el contrario, habría que evitar o consumir con moderación en caso de tener acné son los siguientes:
Lácteos
Se ha concluido que los lácteos contienen sustancias que pueden favorecer la síntesis de andrógenos, que favorecen a su vez la síntesis de sebo en la unidad pilosebácea. Por otro lado, la proteína del suero de la leche, que se emplea como suplemento alimentario en determinadas disciplinas deportivas, entre otros usos, contiene factores de crecimiento que favorecen la síntesis de la insulina y, por lo tanto, podrían favorecer el acné.
Chocolate
Las investigaciones científicas no son concluyentes al respecto. Aunque algún estudio ha indicado que el chocolate puede empeorar el acné si se toma en cantidades altas, probablemente se debe más al azúcar y las grasas que contiene que al chocolate en sí, de manera que conviene apostar por aquellas opciones con mayor porcentaje de cacao.
Carbohidratos
Pasta, pan, arroz y, en general, harinas refinadas y otros alimentos con un índice glucémico alto se han relacionado tradicionalmente con el acné. Las dietas hiperglucémicas pueden favorecer la hiperinsulinemia y la liberación de factores de crecimiento que favorecen la estimulación del folículo pilosebáceo y el acné. Por otra parte, el exceso de azúcar disminuye la adiponectina, que es una enzima que se sintetiza en la grasa subcutánea, la cual tiene efectos antiinflamatorios y antioxidantes, por lo tantos beneficiosos para el acné.
Carne roja
A pesar de que tampoco existen estudios concluyentes al respecto, el acné está íntimamente relacionado con la dieta occidental, rica en carnes rojas, productos lácteos, cereales refinados y azúcar. Conviene, pues, mantener a raya todos estos alimentos, y apostar siempre por carnes blancas o magras.
Alcohol
El consumo regular y continuado de alcohol favorece la síntesis de testosterona, tanto en hombres como mujeres, y por lo tanto el acné. Existen otros mecanismos implicados, como la disminución y alteración del sistema inmunológico por el alcoholismo y esto resulta curioso incluso se ha propuesto que el alcohol que se secreta por el sudor puede actuar como nutriente para algunas especies como el cutibacterium Acnes, que forma parte de los microorganismos causantes del acné.