Tratamiento ¡Ojo con esto! 

Idealmente, el acné debe tratarse lo antes posible. La idea de que no debe tratarse está desfasada porque se considera “propia de la edad”, “desaparece espontáneamente con el tiempo” o “no es una enfermedad”. Se recomienda su control no solo por motivos estéticos, sino también para preservar la salud de la piel y la salud psíquica, además de prevenir las cicatrices (marcas de acné) que son tan difíciles de corregir en la edad adulta. Y la mejor manera de evitarlos es iniciar un tratamiento adecuado lo antes posible.

Es decir, el acné es tratable y puede curarse o controlarse, sin embargo, esto puede llevar mucho tiempo. Importante: las personas que padecen acné no deben, bajo ningún concepto, manipular (“pellizcar, apretar”) las lesiones, ya que esto puede provocar infección, inflamación y cicatrización. Hay opciones para la terapia tanto local como oral, o una combinación de ambas. El tratamiento variará según la gravedad y la ubicación, y según las características individuales.

Es necesario comprobar si hay síntomas no inflamatorios (“puntos negros”) y/o inflamatorios (“granos”, nódulos, quistes) y/o cicatrices. En las formas leves, el tratamiento sólo puede ser local, existiendo numerosos productos en el mercado, solos o combinados: ácido salicílico, peróxido de benzoilo, retinoides (tretinoína, adapaleno), antibióticos (clindamicina y eritromicina, preferentemente asociados -en un mismo producto- ), retinoides o peróxido de benzoílo) y ácido azelaico. Cuando el cuadro no evoluciona bien, se asocia tratamiento oral, utilizando antibióticos específicos de la clase de las ciclinas (tetraciclina, doxiciclina, minociclina, limeciclina) o macrólidos (eritromicina) o sulfamidas (sulfametoxazol-trimetoprima), siempre asociado al tratamiento. retinoides o peróxido de benzoílo o ácido azelaico.

El tratamiento con antibióticos orales debe realizarse durante un máximo de tres meses, en uno o incluso tres ciclos. El tratamiento hormonal, con anticonceptivos orales, siempre es útil para la mujer, siempre que no existan contraindicaciones.

Prevención

La prevención comienza con una correcta higiene de la piel con un jabón o limpiador especialmente indicado para pieles grasas o con tendencia acneica. La limpieza excesiva es perjudicial para la piel en su conjunto (causando irritación) y puede empeorar las lesiones. También se deben evitar los cosméticos que aumentan la oleosidad. El acné tiene un fuerte componente genético y no está directamente relacionado con la alimentación. A pesar de varios tabúes, no es necesaria ninguna dieta o restricción alimentaria para su tratamiento o prevención. La piel puede mejorar después de la exposición al sol, sin embargo, esta mejora es solo temporal y la sobre exposición hace que la condición empeore. Las personas con acné, como todo el mundo, deben exponerse al sol de forma cuidadosa, racional y guiada.