Quiero contarles que mi relación con el acné ha sido de las más extensas que he tenido. En mi caso, comenzó cuando tenía doce años con un pequeño sarpullido en la frente, después empecé a notar que mi nariz con el paso del día estaba más grasosa y posterior a eso, noté espinillas en mi barbilla.
Y como quién no quiere la cosa, la pubertad llega a tu cuerpo sin pedir permiso. Sin tocar a la puerta y sin alarmas, porque de un día para otro amaneces con la cara llena de acné y con las glándulas sebáceas activadas. Es importante resaltar, que en la adolescencia, el acné es causado por cambios hormonales que ocurren entre los 10 y 16 años tanto para hombres como mujeres.
No te vas a morir, bueno sí, solo por momentos. El acné se puede prevenir y controlar con la cosmética actual y también, con tu alimentación. Esto último, no quiere decir que debas llevar a cabo una dieta, sin embargo, el consumo alto en grasas puede favorecer la aparición de granitos indeseables.
Actualmente, existen muchos productos que puedes utilizar para mejorar la apariencia de tu piel. Antes de empezar a comprarlos, debes reconocer el tipo de cutis que tienes (normal, graso, mixto o sensible). Esto te ayudará a reconocer los beneficios que aporta cada producto.
Un consejo fácil y práctico es empezar por una rutina de limpieza ó skincare con pocos productos, debes incluir: Espuma limpiadora: sé gentil y emplea las yemas de tus dedos, no te arranques la piel y destina una toalla para tu rostro. Dos, crema o gel hidratante según tus necesidades. Tres, debes usar un bloqueador solar sin importar el clima que esté haciendo, incluso en casa. Procura que tenga un SPF de 50 y que te proteja de los rayos UVB y UVA.
Definir un horario en la mañana o en la noche te permitirá ser constante. Sé paciente y recuerda que es un hábito que debes conservar por toda la vida si quieres tener un rostro saludable.
Finalmente, es importante mencionar que esta rutina de limpieza y cuidado facial es para dummies, con el tiempo vas a darte cuenta que puedes adquirir más productos según las necesidades que te vaya exigiendo tu rostro con el paso de la edad, tu alimentación o la exposición de diferentes climas.